¿Por qué es tan importante el sueño en la infancia?

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Durante el sueño se consolidan aprendizajes, se regula el sistema inmunológico, se liberan hormonas del crecimiento y se restauran funciones cerebrales. Dormir bien es tan vital como alimentarse y recibir afecto.

Cantidad de horas recomendadas por edad

  • 1 a 2 años: entre 11 y 14 horas (incluye siestas).
  • 3 a 5 años: entre 10 y 13 horas.
  • 6 a 12 años: entre 9 y 12 horas.
  • Adolescentes: entre 8 y 10 horas.

No todos necesitan exactamente lo mismo; los extremos y los cambios bruscos merecen atención.

Consecuencias de dormir mal o poco

  • Dificultades de atención y memoria.
  • Irritabilidad, llanto fácil o impulsividad.
  • Bajo rendimiento escolar.
  • Alteraciones en el apetito y el ánimo.
  • Mayor vulnerabilidad al estrés y enfermedades.

¿Cómo crear una rutina de sueño saludable?

  • Horario estable para acostarse y levantarse (también fines de semana, con leve flexibilidad).
  • Sin pantallas al menos una hora antes de dormir.
  • Actividades tranquilas previas (leer, baño tibio, música suave).
  • Ambiente adecuado: oscuridad/penumbra, temperatura agradable y ruido mínimo.
  • Cenas livianas y evitar estimulantes.

¿Qué hacer ante dificultades frecuentes?

  • Miedo a la oscuridad: luz tenue de referencia, objetos de apego.
  • Evitar juegos muy estimulantes antes de acostarse.
  • Ritual predecible: mismo orden cada noche.
  • No usar castigos/amenazas vinculadas al sueño.
  • Consultar si hay ronquidos intensos, terrores nocturnos u otras señales preocupantes.

¿Cuándo consultar a un profesional?

Si el descanso deficiente impacta en conducta, aprendizaje o bienestar emocional, una consulta psicopedagógica o de salud infantil puede orientar y organizar el plan familiar.

Ante dudas sostenidas, consultar es siempre una buena idea.

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