La concentración en la adolescencia: un desafío común

Durante la adolescencia, es frecuente que el foco atencional se disperse fácilmente. Cambios hormonales, intereses fluctuantes y estímulos constantes influyen en la capacidad de atención.
Causas posibles de la atención dispersa
Puede deberse al estrés, la ansiedad, falta de motivación, hábitos inadecuados de estudio o incluso condiciones como el TDAH. Observar el contexto es clave para acompañar.
Factores emocionales y ambientales
Problemas familiares, dificultades escolares o entornos con muchos estímulos (ruido, pantallas, interrupciones) impactan directamente en la capacidad de concentración.
Estrategias para mejorar el foco
- Establecer rutinas claras y espacios tranquilos para estudiar.
- Dividir las tareas en partes pequeñas y manejables.
- Utilizar herramientas visuales como agendas, calendarios o timers.
- Incluir pausas activas y momentos de descanso.
Evitar etiquetas que bloquean
Frases como “sos un colgado” refuerzan una imagen negativa. Es mejor validar el esfuerzo, reconocer los logros y acompañar desde la confianza.
El valor del acompañamiento profesional
Un/a psicopedagogo/a puede ayudar a identificar causas subyacentes, brindar estrategias específicas y trabajar la autoestima del adolescente.
Siempre es recomendable consultar a un profesional ante cualquier duda.