¿Es rebeldía o hay algo más?

Cuando un adolescente deja de estudiar o expresa desinterés, muchas veces se interpreta como rebeldía. Pero detrás puede haber otras causas: frustración, desmotivación, ansiedad, baja autoestima o falta de sentido en lo que se le pide.
Causas posibles del rechazo escolar
- Sobreexigencia o frustraciones acumuladas.
- Problemas de aprendizaje no detectados.
- Ambientes escolares poco motivadores o relaciones conflictivas.
- Falta de orientación vocacional o conexión con lo que se estudia.
- Dificultades emocionales, familiares o sociales.
¿Cómo intervenir desde la familia?
- Evitar juicios (“no le importa nada”, “es un vago”).
- Habilitar espacios de diálogo sin presión.
- Ofrecer ayuda para organizar tiempos y espacios.
- Reconocer los logros, por pequeños que sean.
- Mostrar interés genuino por lo que le pasa.
Acompañar sin imponer
La clave está en construir con el adolescente, no para él. Dar lugar a su voz, respetar sus tiempos, pero sin dejar de marcar presencia adulta. A veces, solo necesitan saber que hay alguien que cree en ellos.
¿Y si no quiere hablar?
Respetar el silencio también es acompañar. Se puede estar presente desde lo cotidiano: un mate, una charla sobre otra cosa, un paseo. El vínculo se sostiene incluso sin palabras, y abre la puerta a que luego puedan aparecer.
¿Cuándo consultar a un profesional?
Si la situación se prolonga o genera sufrimiento, es importante buscar acompañamiento psicopedagógico o psicológico. Un espacio externo puede ayudar a destrabar lo que en casa cuesta abordar.
Siempre es recomendable consultar a un profesional ante cualquier duda.