¿Por qué ocurre este distanciamiento?

En la adolescencia, la construcción de la identidad pasa por alejarse del mundo adulto. El deseo de independencia lleva muchas veces a rechazar actividades familiares que antes disfrutaba, buscando espacios propios.
¿Es normal que prefiera a sus amigos?
Sí. El grupo de pares cobra un protagonismo central. Allí se sienten comprendidos, identificados, probando límites. Pero esto no implica que el vínculo familiar deje de ser importante, sino que toma nuevas formas.
Cómo sostener el vínculo sin forzar
- Evitar la queja constante o la culpa: “ya no querés estar con nosotros”.
- Estar disponibles sin invadir.
- Generar espacios de encuentro genuinos, no impuestos.
- Escuchar sus propuestas, aunque no nos entusiasmen tanto.
Propuestas para compartir sin imposición
- Salir a caminar, cocinar juntos, ver una serie que le guste.
- Escuchar música que disfruta y pedir que te cuente por qué.
- Compartir silencios también es una forma de estar.
El valor del tiempo compartido en la adolescencia
Aunque parezca que no lo necesitan, la presencia adulta sigue siendo esencial. Lo importante no es la cantidad de tiempo, sino la calidad y la disponibilidad emocional.
Consultar a un profesional ante dudas
Si el distanciamiento es extremo, se sostiene en el tiempo o está acompañado de otras señales de alerta (aislamiento, irritabilidad, bajo rendimiento), puede ser necesario un acompañamiento profesional.
Siempre es recomendable consultar a un profesional ante cualquier duda.