¿Es normal que un niño rechace la escuela?

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En transiciones (cambio de grado, docente, escuela) o ante situaciones nuevas, cierta resistencia puede aparecer. Importa distinguir si es pasajero o sostenido y si afecta el bienestar.

Posibles causas del rechazo escolar

  • Dificultades de aprendizaje no detectadas o apoyos insuficientes.
  • Problemas de socialización o experiencias de acoso.
  • Ansiedad por separación (más frecuente en edades tempranas).
  • Exigencias percibidas como muy altas o ritmos poco flexibles.
  • Baja motivación o escasa conexión emocional con el entorno.

Señales a observar en casa

  • Quejas físicas repetidas antes de clase (dolor abdominal, cefaleas, náuseas).
  • Cambios en el ánimo, el sueño o el apetito.
  • Negativa persistente a asistir y conflictos cada mañana.
  • Silencios, evasivas o angustia al hablar de lo escolar.

¿Cómo acompañar desde el hogar?

  • Escuchar sin minimizar (“no es nada”) ni dramatizar.
  • Nombrar emociones y acordar pequeños pasos (llegar, saludar, permanecer X minutos).
  • No reforzar la evitación con ausencias sin plan de retorno.
  • Rutinas previsibles (sueño, horarios, preparación del día).
  • Recursos de apoyo: tutorías, acompañamiento gradual, acuerdos con la escuela.

¿Cuándo intervenir desde la escuela?

Informar al equipo docente y articular con orientación/gabinete. Diseñar un plan de reinserción progresiva (objetivos, tiempos, roles) y revisar ajustes razonables cuando corresponda.

Acompañamiento profesional

La psicopedagogía ayuda a identificar barreras (emocionales, sociales, cognitivas) y a construir itinerarios realistas de regreso. Si el malestar persiste o se intensifica, derivar es clave.

Ante dudas sostenidas, consultar a un/a profesional es siempre una buena idea.

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